jueves, 18 de julio de 2019

Rankeo: Las 7 princesas y reinas (reales) más desdichadas.

Hoooooooooooooola de nuevo!!!
¿Qué pasó que no publico hace mucho? Pues, dejé pasar un tiempo, y no se me caía una idea. Después empecé a trabajar como profe de japonés y mis prioridades cambiaron. En fin.
Hace poco me enteré de que postearon que van a hacer un Live action de la  Sirenita, donde encontraríamos a una chica afroamericana en el papel de Ariel. Para mí que deberían llamar a Mera de Aquaman, pero esa es otra cosa. 
La verdad que nunca entendí esa fascinación de la gente por las princesas de Disney, que se casan con un príncipe y son felices. La vida de las verdaderas princesas y reinas era muy diferente, y lo peor comenzaba muchas veces después del matrimonio... Y se me ocurrió que podría hablar un poco de eso. Desde mi punto de vista, quienes fueron las reinas y princesas reales más desdichadas de la historia. 
Lamentablemente, no tengo mucha información sobre realeza oriental, así que presentaré solo casos de occidente.
Preparen unas masitas con mates y ganas de leer sobre hechos históricos, porque estas son las reinas y princesas reales más desdichadas de la historia que yo conozco.
7 Ana Bolena:
Anne Boleyn (1501-1536) fue la segunda esposa del tirano Enrique VIII de Inglaterra, con quien tuvo una hija, la futura reina Isabel I. 
Ana fue una noble menor que no era convencionalmente bella para la época, pero después de estudiar en Francia consiguió dos tentadoras propuestas de matrimonio, lo único que se podía esperar de una mujer además de que sea monja. Pese a eso, sus familiares y otras personas complotaron para que sus futuros enlaces no se concreten, por lo que ella decidió dejarse de joder con eso de casarse y mejor disfrutar de la vida, así que no volvió a aceptar cortejos de otros hombres. 
Como Ana era muy buena en el baile, realizó una complicada danza junto a otras damas para la corte real de Inglaterra y ahí captó la atención de Enrique, que le tiró propuestas indecentes, declaraciones de amor, regalos y todo lo que pudo para llevársela a sus aposentos. Para mantener la promesa que se hizo a sí misma, ella lo rechazó cada vez, hasta que en la última Enrique VIII le propuso matrimonio, y en esa ocasión ella le dijo que era una posibilidad. Algo que tiene que quedar claro es que el rey había considerado separarse de Catalina de Aragón antes de conocer a Ana. 

Después de mucha burocracia, que implicó separarse del papado y reformar la doctrina, formando la iglesia Anglicana, ya saben... pavadas, Enrique pudo declarar ilegítimo el matrimonio con Catalina y se casó con Ana, quien fue coronada reina de Inglaterra. Al año, tuvieron una hija, Isabel, que decepcionó a su padre, pues este quería un hijo varón. Esto fue el inicio del fin de Ana Bolena. Pese a que fue una buena reina, que incentivó a su marido a reformar la corte y la iglesia, Enrique comenzó a aburrise de Ana, y ella intentó atraerlo nuevamente, lo que produjo otro embarazo que terminó en un aborto espontáneo que los distanció más. 
En el 1535, Ana volvió a quedar embarazada, pero al ver a su marido con otra mujer, que después se convertiría en su tercera esposa, la reina tuvo un parto prematuro de un niño que nació muerto. Este fue el último clavo de su ataúd. Aliándose con religiosos que odiaban a Ana (que no fue la mano ejecutora de las reformas), Enrique ordenó que su esposa fuese encarcelada por adulterio, incesto y traición. Realizaron un dudoso juicio, donde al menos cinco testigos, después de días de torturas, confesaron forzosamente que habían mantenido relaciones con la reina. Entre ellos estaba su hermano, George Bolena. 
Cuatro de los hombres fueron ahorcados y quemados, George fue decapitado con un hacha y la reina con una espada (que estaba más afilada, por lo que iba a cortar su cabeza de un solo golpe) en una ceremonia privada. Antes de su ejecución, vendaron los ojos de Ana y el verdugo fingió que había perdido su arma, por lo que Ana se alegró, ya que pensó que se pospondría la ejecución, pero no. Apenas la reina sonrió, el verdugo cortó su cabeza. 
Y mientras tanto, Enrique se casaba con su tercera esposa, después de humillar, difamar y prácticamente mandar a matar a Ana Bolena, una mujer cuyo único "error" fue haberle parecido atractiva a un rey estúpido y pervertido. 
6 Isabel de Baviera:
Elisabeth Amalie Eugenie Herzogin in Bayern, o Isabel de Austria de la Casa Hasburgo-Lorena (1837-1898) fue una princesa y duquesa bávara que se convirtió en emperatriz consorte de Austria y reina consorte de Hungría, Bohemia, Croacia y Eslavonia, Dalmacia, Galicia, Lodomeria, e Iliria. Globalmente, fue conocida como Sisí.
A los 16 años, acompañó a su hermana Elena a Austria, donde debía concertarse el compromiso ésta con Francisco José I, su primo. Cuando él vio a Sisi, se enamoró de ella, y pidió que Isabel fuese su esposa, lo que generó algunos problemas con Sofía de Baviera, madre de Francisco y tía de Sisí, y con su hermana Elena, quien la consideró una traidora (no sé porqué). Parece que las cosas comenzaron con el pie izquierdo, y a eso se sumaba que a Isabel no sentía lo mismo por el rey de Austria, pero de todas formas él ganó por insistencia y comprometieron a la bella Sisí con su primo.
Isabel tuvo que mudarse a Austria para la boda, y se llevó a dos de sus hermanas (Sofía y Gisela) con ella, pese a la negativa de su suegra. En el viaje, sus hermanas enfermaron y una de ellas murió, lo cual deprimió a Sisí (tal vez por la culpa). Pese a esto, Isabel se casó con Francisco José I, y desde entonces comenzaron sus desdichas. Ella en Baviera había sido feliz y libre, pero en Austria debía adaptarse a estrictos protocolos. No se le permitía cabalgar o hacer deporte, tomar cerveza o fumar, cosas que podría hacer en su tierra natal. Contaba con el desprecio de su suegra y tía, quien no perdía oportunidad de insultarla en la corte. Por su parte, su marido la amaba intensamente, más de lo que a ella le hubiese gustado, porque no le correspondía. Ellos tuvieron 4 hijos, pero Isabel estaba tan incómoda con él que comenzó a buscarle amantes, lo que generó que su relación se vaya enfriando, y se rompió definitivamente cuando su hijo Rodolfo murió en sospechosas circunstancias.
Además, estaba el hecho de que a Isabel no se le dejaba intervenir en asuntos de estado. Ella se sentía como un adorno, ya que su esposo solo la quería por su belleza, su suegra no le dejaba criar a sus propios hijos y tenía muchos enemigos en la corte. Por todas estas cosas, Sisí se volvió una mujer muy desdichada que odiaba Austria, así que comenzó a realizar viajes para alejarse de su familia política. También se agravaron los trastornos alimenticios que acarreó durante mucho tiempo. 
Isabel viajó por muchos lugares, y la muerte le llegó en Ginebra, a manos de un anarquista que quiso matar a un príncipe de la Casa de Orleans, pero como no pudo hacerlo, reconoció a la reina y emperatriz y se acercó a ella, fingió un tropiezo con Isabel y le clavó un estilete en el pecho de tal forma que no se dieron cuenta hasta que la reina vio que estaba sangrando y murió de inmediato. 
Sisí fue una muchacha que pagó un alto precio por ser bella, y fue subestimada, odiada gratuitamente y tratada como un objeto y como una fábrica de príncipes. Al convertirse en reina, perdió la libertad que tanto amaba y cuando al fin volvió a ser libre, murió inmerecidamente.
5 Jane Grey:
También conocida como Juana de Inglaterra (1537-1554), fue reina de Inglaterra durante nueve días. Ocupaba el quinto lugar en la línea sucesoria, después de sus tías María e Isabel Tudor.
Ella era hija de la sobrina de Enrique VIII, y vivió la época más feliz de su vida cuando convivió con Catalina Parr, la última esposa de Enrique VIII, que se casó después de quedar viuda del rey con Thomás Seymour, hermano Jane Seymour. Con ella aprendió de cultura y todo lo que debía saber una joven de la época. 
Al morir Catalina, regresó con su familia, quienes fueron muy estrictos y severos con ella. La casaron con Guilford Dudley, hijo de John Dudley, duque de Northumberland y regente del rey Eduardo VI, único hijo varón de Enrique VIII, que tenía una salud muy frágil. 
Fue éste duque quien recomendó al pequeño monarca que nombrase su heredera a Jane, para sentar a su hijo en el trono y para evitar que María restaurase el catolicismo en Inglaterra, así que cuando Eduardo VI murió, ofrecieron el trono a Jane, pero ella se negó, ya que, por orden de sucesión, le correspondía a su tía María Tudor, hija de Catalina de Aragón con Enrique VIII. Su esposo y sus padres, que eran muy ambiciosos, la forzaron a aceptar el nombramiento, y fue proclamada reina de Inglaterra, pero no pudo ser coronada, pues ocurrió una rebelión que apoyaba a María Tudor.
Jane fue apresada por un año y se declaró culpable de traición, pero pidió piedad, pues la habían forzado a aceptar un trono que ella nunca deseó. Jane escribió cartas a María Tudor, que fue coronada como María I. Sus suplicas fueron ignoradas, y finalmente la ejecutaron por traición en 1554, cuando tenía solo 16 años. Era apenas una muchachita.
Jane tuvo una vida breve, en parte feliz, pero sus últimos años fueron muy desdichados, pues fue víctima de la terrible ambición de su suegro, su esposo y sus padres, y pagó con su joven vida por ello, a manos de una mujer como María I, cruel y traumada por los rechazos de su padre, que no sintió piedad por su inocente sobrina.
4 Inés de Castro de Portugal:
Inés de Castro (1325-1355) fue una noble gallega, perteneciente a la poderosa Casa de Castro, emparentada con los primeros reyes de Castilla.
Cuando tenía 15 años, acompañó a su prima Constanza Manuel a Portugal para que ésta sea comprometida con el infante Pedro, hijo de Alfonso IV. Durante la reunión, el heredero al trono se enamoró de la joven y bella Inés, quien le correspondía, pero el compromiso con Constanza no se pudo romper, así que debieron casarse ese mismo año. Sin embargo, Inés se quedó como en Portugal, lo que motivó los celos de su prima.
Cinco años después, Constanza murió, lo que permitió que por fin Inés y Pedro pudiesen concretar su amor, casándose en secreto un tiempo después y teniéndo 4 hijos, uno de los cuales murió al poco de nacer. Su unión no fue aceptada oficialmente, y de hecho los nobles y el rey Alfonso VI lo repudiaron. 
El rey decidió que era momento de deshacerse de su nuera, así que, aprovechando una ausencia de su hijo de su palacio, entró con un grupo de soldados para asesinar a Inés. Sus sirvientes le advirtieron que huyera con sus hijos, pero ella no pudo hacerlo. Los soldados la degollaron frente a sus pequeños retoños, por orden de Alfonso, a quien no le importó que sus nietos estuviesen allí. 
Cuando Pedro regresó a su palacio, encontró a su amada esposa muerta y se levantó contra su padre, apoyado por muchos nobles y por el pueblo, y luego de dos años su padre murió, así que Pedro ascendió al trono como Pedro I de Portugal. 
El día de su coronación, mandó traer el cadáver de su esposa Inés para sentarla junto a él en el trono. Pidió que la vistieran de manera exquisita y que la coronasen como reina de Portugal. Sip, después de muerta. Eso es amor. 
Inés tuvo que esperar cinco años para vivir su gran historia de amor con Pedro, pero esta felicidad le fue cruelmente arrebatada por su suegro, motivado esto por un odio injustificado, ya que el rey no ganaba nada matando a Inés.
3 Blanca II de Navarra:
Blanca de Trastámara y de Evreux (1424-1464), fue infanta de Aragón y de Navarra, infanta de Castilla por matrimonio durante un corto tiempo y reina titular de Navarra como Blanca II.
Blanca fue casada con Enrique IV de Castilla a la edad de 12 años, y la unión duró 13 años, pero nunca consumaron el matrimonio, por lo que Enrique la repudió y ella tuvo que abandonar Castilla y regresar a Navarra con su padre, quien no estaba interesado en hacerse cargo de ella, pues se encontraba muy ocupado en múltiples conflictos con el hermano de Blanca, Carlos de Viana, quien al morir le heredó sus títulos. 
Por esta herencia, su padre la mantuvo como prisionera, y quiso obligarla a casarse para alejarla de su reino y de las facciones que querían liberar a Blanca para que asumiera el trono en Navarra. Como ella se negó a esa unión, que le olía a patrañas, su padre la envió con su hermana Leonor. En el camino, el carruaje se desvió y la condujo a Brean, donde estaban los peores enemigos de la familia. Asustada por esto, Blanca denunció su secuestro, pidió que anularán cualquier testamento supuestamente suyo, en el cual nombraran a Leonor como su heredera. También, en caso de su muerte, dejaba sus títulos a su ex marido. 
Blanca fue encerrada en la Torre de Moncada, donde 2 años después, muere en sospechosas circunstancias. Se cree que la envenenó su hermana Leonor o su propio padre.
Blanca tuvo una vida desgraciada, siendo repudiada por su marido después de 13 años y por su padre, quien la mantuvo encerrada por 8 años y que luego la entregó a sus enemigos para que muriera encerrada y en soledad, siendo víctima de la ambición de los hombres que la consideraban un estorbo para sus planes.
2 María Antonieta de Francia:
María Antonia Josepha Johanna von Habsburg-Lothringen (1755-1793), conocida como María Antonieta de Austria, fue una archiduquesa de Austria y reina consorte de Francia y de Navarra. Decimoquinta y penúltima hija de Francisco I del Sacro Imperio Romano Germánico y de la emperatriz María Teresa I de Austria, se casó a los catorce años con el futuro Luis XVI de Francia.
Ella estaba acostumbrada a llevar otro tipo de vida en Austria, alegre y divertida, se mudó a Francia cuando se acordó su compromiso con el delfín (así se les llamaba a los herederos al trono) Luis, futuro Luis XVI, y allí la recibieron con frialdad y envidia en la corte, pues ella tenía más títulos y riquezas que cualquiera de ellos.
En 1774 fueron coronados como reyes de Francia.
Cuando conoció a Luis, este la recibió con frialdad, y después de la boda el matrimonio no se consumó hasta 7 años después, pues el rey tenía un defecto en su... digamos que la piel del prepucio era muy poco elástica, así que una erección le resultaba dolorosa. Una vez, Luis XVI tuvo una crisis nerviosa y recibió consuelo en los brazos de su esposa, lo que lo llevó a someterse a una intervención para arreglar el defecto que le impedía empezar a fabricar príncipes. María Antonieta, por su parte, ya se había enamorado de otro hombre, el conde sueco Hans Axel de Fersen, a quien conoció en un baile y varios actos públicos. Aunque nunca pasó de ser un amor platónico, las malas lenguas dijeron que eran amantes. Inclusive dudaron de la paternidad de Luis XVI sobre su hija primogénita.
Ah, porque después de que consumaron el matrimonio, tuvieron cuatro hijos, a quienes criaron entre algodones, con mucho amor pero también los hicieron conscientes de cómo era el reino que podían heredar. Sobre todo María Antonieta incentivó que sus hijos compartieran con los hijos de las criadas, que regalaran sus juguetes y fuesen con ella a los eventos de caridad que organizaba la reina, además de sus paseos por la ciudad. Sin embargo, y pese a su entrega al pueblo francés, este la odiaba gratuitamente. Incluso en la corte le adjudicaron la polémica frase: "Si no tienen pan, que coman pastel", que nunca fue dicha por ella. Solo lo hicieron para aumentar el odio que sentían los franceses por María Antonieta. También hubo un pequeño complot para adjudicarle la compra de un carísimo collar en tiempos de crisis. 
Aunque los reyes hacían obras de caridad, intentaron reformas en la economía para beneficiar al pueblo, redujeron los gastos en su mansión y en el parlamento, la semilla de la revolución ya estaba germinando. Esto, sumado a que se rodearon de personas interesadas y corruptas, fue fatal para ellos, pues en 1789 estalló la revolución, y la familia real fue capturada y apresada en el palacio. Después de pedir ayuda inútilmente a reyes aliados extranjeros, a María Antonieta le recomendaron divorciarse y huir de Francia, y a Luis XVI, repudiar a la reina para salvarse. Ninguno de los dos hizo caso, sino que planearon una fuga que salió mal. Los atraparon y los juzgaron por traición. 
Luis fue condenado a muerte, y se despidió de su esposa entre llantos y juramentos de amor. Cuando llegó el turno de María Antonieta, ella fue separada de sus hijos. En su juicio, presentaron como testigo a su hijo pequeño, Luis Carlos, a quien obligaron mediante amenazas y tortura a declarar que su madre abusaba sexualmente de él. Finalmente, la condenaron a muerte y fue guillotinada frente al iracundo pueblo francés.
María Antonieta tuvo una vida difícil, marcada por la inicial indiferencia de su esposo, por el odio gratuito de la corte francesa y del pueblo, y tanto ella como su marido pagaron con sus vidas y las de algunos de sus pequeños hijos por las malas administraciones de sus antecesores, que llevaron al pueblo francés a la pobreza y la desesperación.
1 Juana I de Castilla:
También conocida como Juana "la Loca" (1479-1555), fue reina nominal de Aragón, Valencia, Mallorca, Sicilia, Cerdeña,  Condesa de Barcelona y Archiduquesa de Austria, hija de los reyes católicos, los encargados de financiar las expediciones de Cristobal Colón, y hermana de Catalina de Aragón, primera esposa de Enrique VIII.
Antes de morir, su madre, Isabel la católica, le heredó todos sus títulos, algo que no agradó a Fernando el Católico, padre de Juana.
Cuando tenía 18 años, se casó con Felipe "el hermoso", duque de Borgoña, Brabante, Limburgo y Luxemburgo, conde de Flandes, Habsburgo, Henao, Holanda y Zelanda, Tirol y Artois, y señor de Amberes y Malinas, entre otras ciudades. Con él tuvo una relación muy tóxica, basada en peleas violentas, y apasionadas reconciliaciones. Su marido era muy fogoso y mujeriego, así que Juana, desesperada por los celos, lo persiguió por todas partes, incluso cuando estaba embarazada de alguno de sus seis hijos. En una ocasión, mientras seguía a su infiel marido, paró un momento para ir al baño y terminó dando a luz allí. 
Por su carácter obsesivo con su esposo, la apartaron de varios de sus hijos, que fueron criados por una tía. Además, esto le permitió a su esposo y a su padre tratarla de loca para que no ejerciera sus títulos. Incluso estos dos, aunque no eran precisamente amigos, firmaron un acuerdo secreto en el cual declaraban a Juana como desequilibrada mental. 
En medio de esto, Felipe intentó hacerse con los títulos heredados por su esposa, y en el camino a Castilla, contrajo neumoría y falleció. Mientras estaba enfermo, Juana permaneció a su lado y lo cuidó pese a su avanzado estado de gestación. Felipe, con sus últimas fuerzas, le pidió perdón y se arrepintió por su trato hacia ella, pero ya era tarde: el tratado estaba firmado. 
Juana decidió trasladar el cuerpo de su esposo a Castilla y dio a luz a su última hija, Catalina. Allí también tuvo una entrevista con su padre, quien la mandó a encerrar en Tordesillas para evitar que asumiera sus títulos, reinando él en Castilla y Navarra en vez de su hija. Juana y su recién nacida, quedaron a cargo de los marqueses de Denia, quienes las maltrataron para asegurarse que de Juana se sumiera en la locura, pues esa era la garantía que tenía Fernando el católico para gobernar. La pequeña Catalina creció encerrada junto a su madre. 
Una vez muerto Fernando, Juana fue visitada por su hijo, el heredero al trono Carlos I, quien sacó a su hermana de allí, provocando que su madre se declarase en huelga de hambre por no contar más con su única compañía. En vez de sacar a Juana de su encierro, que hubiese sido lo más lógico, devolvieron a la pequeña. La verdad es que el derecho a gobernar de Carlos también se basaba en el encierro de su madre. 
Cuanto tuvo más edad, Catalina fue comprometida y tuvo que abandonar a Juana, quien se quedó sola a manos de sus verdugos por 30 años más, y finalmente murió en 1555, después de 46 años de encierro. 
Juana fue víctima de una educación deficiente, basada en obedecer a su marido y darle hijos, de su ambicioso esposo Felipe y de su padre e hijo, quienes se aseguraron de la continuidad de su encierro por 46 años, hasta que murió en soledad, después de ser maltratada por los crueles marqueses y abandonada por todos. Definitivamente, Juana de Castilla, mal llamada Juana la loca, fue la reina más desdichada de la historia que conozco.

Y con esto termino con la entrada. Si conocen una historia más desdichada, pueden dejarla en los comentarios. 
Espero que nos leamos pronto. 
Chaito.